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jueves, 30 de mayo de 2013

De mitos y tópicos (Parte I)


Esta mañana iba felizmente a trabajar (¿es eso posible?) cuando he visto algo que me ha hecho pensar (así, como novedad). Lo que he visto ha sido a dos desconocidos, chico y chica, que han coincidido dejando su bici en el mismo barrote de la calle (porque aquí todo el mundo va en bici, hasta los señores trajeados, pero eso lo dejo para otro día), y se han puesto a hablar amigablemente. Así, sin más, como si se conocieran, solo que saltaba a la vista que no era así. Eso me ha recordado a las muchas veces que he entablado conversación con desconocidos en sitios como el metro, el bus, o la calle. Se dice de los alemanes que son gente fría y cerrada, pero la realidad (al menos, la mía) es que es más fácil empezar una conversación con alemanes que con españoles. Asínnn te lo digo.

Así pues, he hecho un repaso mental de las veces que me he visto en una situación como los desconocidos de la bici, y así por encima recuerdo las siguientes:

1- En el bus, solamente por mirar a un chico que hablaba inglés con unas guiris. Me hizo gracia cómo les daba explicaciones y me reí, y ahí siguió un juego de miradas y risas que culminó en nada, porque cuando él al fin se levantó para acercarse a hablar llegué a mi parada, y me bajé. Y lo dejé con la palabra en la boca y volviéndose a sentar. Qué crueldad la mía.
2- En el metro, cuando el chico que tenía enfrente (que era todo lo guapo que puede llegar a ser un alemán) estornudó como si no hubiera mañana, ni pasado, ni al otro, y le dije que salud (Gesundheit!). Y se me puso a hablar alegremente, aunque yo no entendí ni papa. Él siguió hablando, yo sonreía y le decía que sí a todo. Una vez más, me bajé en mi parada sin mirar atrás porque soy así de asocial. Y nunca más se supo.
3- En el metro (es que vivo ahí, sabeusté). Me levanté un momento del asiento para ir a saludar a alguien y cuando me quise volver a sentar ya había un mozo ocupando mi lugar. No le dije nada porque estaba de buen ver, y porque soy mu’ educada yo,  pero una vez dentro del vagón me empezó a hablar y así seguimos todo el camino. Hasta que se quedó dormido. Eran las 5 de la mañana, eso sí.
4- En el metro (tengo un problema). Se me rompen las medias. En silencio y esperando que nadie se haya dado cuenta, pongo cara de circunstancias. El chico de al lado me dice que están bien así, que no me preocupe. Seguimos hablando todo el trayecto de metro y el posterior ratito de autobús. Majo como él solo, hoygan. De nuevo, llegó mi parada y si te he visto no me acuerdo.
5- En el metro (¡sorpresa!). Ni siquiera sé cómo empezó, solo sé que terminé hablando durante unas cuantas paradas con un chico impresionado por el hecho de ser española y vivir aquí. Me dijo que si necesitaba ayuda orientándome en el metro, me echaba una mano. (No, gracias, creo que ya me lo conozco bien). No especificó dónde me echaba la mano, pero esta vez se bajó él antes que yo. Una lástima, porque era otro alemán dijno de vé.

Y así día sí día también. No sé si es casualidad que las únicas personas desconocidas con las que entablo conversación (y que conste que son ellos los que empiezan) son chicos, o qué pasa aquí, el caso es que en toda mi vida viviendo en España me ha pasado nada similar. Sin embargo, esto es el día a día de aquí. Si estornudas en público, se giran y te dicen todos “salud” (que solo les falta hacerte la ola); si estornudan ellos, te piden un pañuelo y se suenan ruidosamente sin tapujos; si te los cruzas por la calle te dan los buenos días; si compras algo en un súper o una tienda un viernes, te desean un buen fin de semana, y si vas entre semana te desean un feliz fin de jornada laboral (Feierabend). Y como eso muchas cosas. La verdad es que sorprende que sean más abiertos en lo que hace a entrarles a desconocidos. También es verdad que luego se queda en eso; no llegan a intercambiarse números ni lo hacen por ligar, pero al menos te llevas el haber socializado y que te alegren el día, aunque solo sea un poquito.


Y esto es lo que me ha dado tiempo a pensar en el trayecto del metro al trabajo, hasta que me ha interrumpido un señor para desearme los buenos días y corroborar, qué oportuno, mi teoría de que los mitos y tópicos no siempre se cumplen. Al menos, en este caso.

3 comentarios:

  1. Lo de los estornudos a mi me pasó estando en el coche de camino al camping. Estornudé (y no fui muy ruidosa) y un señor en su tumbona, de los que están a penas un día o dos, me dijo el "salud" alemán. ¡Que majos son algunos!

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  2. Pues parece que para ligar lo que se lleva en Alemania es lo de vivir en el metro! nosotros lo intentamos en una discoteca y nada de nadaaaaaa http://cerebroalafuga.com/2013/04/26/como-no-salir-a-ligar-en-alemania-caso-practico/

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  3. Quizás te sirve... Por lo del metro, digo. :)

    http://dejarlotodoeirse.blogspot.com.es/2011/02/ligar-en-alemania-un-mito-parte-ii.html

    Un saludo y ánimo con el blog!

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